martes, 27 de octubre de 2009

¿Qué pasaría?, de Mario Benedetti

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¿QUE PASARIA?
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¿Qué pasaría si un día despertamos
dándonos cuenta de que somos mayoría?
¿Qué pasaría si de pronto una injusticia,
sólo una, es repudiada por todos,
todos que somos todos, no unos,
no algunos, sino todos?
¿Quépasaría si en vez de seguir divididos
nos multiplicamos, nos sumamos
restamos al enemigo que interrumpe nuestro paso,
Qué pasaría si nos organizáramos
y al mismo tiempo enfrentáramos sin armas,
en silencio, en multitudes,
en millones de miradas la cara de los opresores,
sin vivas, sin aplausos,
sin sonrisas, sin palmadas en los hombros,
sin cánticos partidistas,
sin cánticos?
¿Qué pasaría si yo pidiese por vos que estás tan lejos
y vos por mí que estoy tan lejos,
y ambos por los otros que están muy lejos,
y los otros por nosotros aunque estemos lejos?
¿Qué pasaría si el grito de un continente
fuese el grito de todos los continentes?
¿Qué pasaría si pusiésemos el cuerpo en vez
de lamentarnos?
¿Qué pasaría si rompemos las fronteras
y avanzamos, y avanzamos,
y avanzamos, y avanzamos?
¿Qué pasaría si quemamos todas las banderas
para tener sólo una, la nuestra,
la de todos, o mejor ninguna
porque no la necesitamos.
¿Qué pasaría si de pronto dejamos de ser patriotas
para ser humanos?
No sé. Me pregunto yo,
¿qué pasaría?
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Mario Benedetti

viernes, 23 de octubre de 2009

Saramago, la Biblia y la iglesia católica

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Arremete Saramago contra Iglesia católica
"El Dios de la Biblia es vengativo, rencoroso; no es de fiar...en la Biblia hay crueldad, incestos, violencia de todo tipo, carnicerías. Esto no se puede desmentir", persistió el escritor portugués de 86 años.
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AFP
Publicado: 21/10/2009 13:06
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Lisboa. El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura 1998, arremetió de nuevo este miércoles contra la Biblia por su "violencia" y contra su Dios "que es mala persona", avivando la polémica levantada por sus comentarios con motivo de la publicación de su libro Caín.
El escritor portugués, conocido por sus posiciones izquierdistas y su gusto por la provocación, calificó el domingo a la Biblia de "manual de malas costumbres" con motivo de la presentación de su último libro que cuenta, no sin ironía, la historia de Caín, el hijo de Adán y Eva que mató a su hermano Abel.
Estas declaraciones sentaron muy mal al episcopado, que lo acusó de haber ofendido a los católicos y de llevar a cabo una "operación publicitaria".
El Premio Nobel metió de nuevo el dedo en la llaga este miércoles.
"El Dios de la Biblia es vengativo, rencoroso, mala persona y no es de fiar", persistió el escritor de 86 años.
"En la Biblia hay crueldad, incestos, violencia de todo tipo, carnicerías. Esto no se puede desmentir; pero bastó con que yo lo dijera para suscitar esta polémica", aseguró.
"Hay incomprensiones, ya sabemos que sí, resistencias, también sabemos que sí, odios viejos", declaró Saramago durante una conferencia de prensa a las afueras de Lisboa.
"Soy una persona que genera anticuerpos en mucha gente, pero me da igual. Sigo haciendo mi trabajo".
Y volvió a la carga contra la Iglesia.
"Lo que ellos quieren y no consiguen es poner al lado de cada lector de la Biblia un teólogo que dijese a la persona que aquello no es así, que hay que hacer una interpretación simbólica, a esto lo llaman exégesis", estimó.
Pero "el derecho de reflexionar sobre eso es de todos nosotros", insistió, denunciando "la intolerancia de las religiones organizadas".
En 1992 Saramago ya había levantado ampollas en Portugal con su Evangelio según Jesucristo, en el cual mostraba a un Jesús que perdió su virginidad con María Magdalena. El escritor se marchó luego de su país y se instaló en Lanzarote, en el archipiélago español de las Canarias.
"A veces dicen que soy valiente. Tal vez sea valiente porque hoy no hay inquisición. Si la hubiese, tal vez no habría escrito este libro. Me apoyo en la libertad de expresión para poder escribir", confesó el escritor que dice estar preparando un nuevo libro para el año que viene sobre un tema completamente distinto.
"Espero que no sea tan polémico. No ando detrás de las polémicas. Tengo convicciones y las expreso", soltó el autor de Ensayo sobre la ceguera.

lunes, 19 de octubre de 2009

Sobre la visión de Elinor Ostrom

La Jornada – 17 de octubre de 2009
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Ostrom y la tragedia de los comunes
Gustavo Gordillo
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Elinor Ostrom obtiene este año el premio Nobel de Economía rompiendo varias tradiciones. Es la primera mujer que obtiene este premio en economía. Es una cientista política y no una economista. Y, junto con Oliver Williamson, con quien comparte el premio, dudan que el mercado sea la solución a todos los problemas. Más aún encuentran otros mecanismos de asignación eficiente de los recursos.
Ostrom ha sido pionera en el estudio de instituciones informales que la gente crea para racionalizar el uso de bienes de uso común, es decir, aquellos bienes compartidos entre muchos que pueden ser objeto de desgaste en ausencia de mecanismos de regulación. Garret Hardin en los 60 lo ejemplificó con una pradera donde los campesinos llevan su ganado a pastar y vaticinó que dejados a su propia inercia terminarían por deteriorar el pastizal. Para evitarlo, consideró dos posibilidades: que esos terrenos entraran al mercado y se privatizaran; o que el Estado interviniera regulando su uso. Ostrom, a partir de un enorme trabajo de campo revisando experiencias en muchas partes del mundo en el manejo de zonas pesqueras, de áreas forestales y sobre todo de sistemas de riego, encontró que había otra vía: que las propias comunidades creen instituciones; es decir, reglas escritas e informales para manejar sus propios recursos.
Empero nadie más alejada de cualquier tipo de fundamentalismo como Lin Ostrom, quien ha sido particularmente insistente en subrayar que no se trata de considerar que por sí mismo el mercado, o las intervenciones estatales, o la autogestión de las comunidades sean superiores. Pero lo que sí ha hecho es analizar con rigor en qué circunstancias la gestión de las comunidades es superior a la gestión estatal o a la dinámica de los mercados. En su libro, el gobierno de los bienes comunes, traducido al español por el FCE, formaliza lo anterior através de lo que denomina principios de diseño. En su libro publicado en 2005 (Understanding Institutional diversity, Princeton University Press) Ostrom propone un marco conceptual que denomina Análisis Institucional y Desarrollo (IAD, por sus siglas en inglés) que ha sido usado en una enorme variedad de estudios relacionados con el manejo de recursos naturales, con temas de política y política pública e incluso de la Internet como bien compartido de uso común.
Conozco a Lin Ostrom desde mediados de los 90 cuando coincidimos en una reunión en la FAO en Roma. Los últimos tres años trabajé con ella y su marido Vincent Ostrom, en su Taller de Teoria Política y Análisis de Políticas Públicas en la Universidad de Indiana en Bloomington. Bajo su influencia y su generosa amistad, avancé en los trabajos que vengo realizando sobre la naturaleza del ejido mexicano y sobre las transiciones democráticas en América Latina. Desde mediados de los 90 la discusión con Lin había derivado en la discusión de qué hace que la acción colectiva sea posible y luego eficaz. Ella subraya particularmente la interacción entre confianza, reciprocidad y reputación.
Ostrom y Russell Hardin me inspiraron en la idea de que las movilizaciones sociales en determinadas condiciones son medios de producción de instituciones; es decir, de nuevas reglas. Para esto se requiere iteración, es decir repetición de acciones en común, conocimiento de tus rivales y una combinación entre movilizaciones y negociación. La transparencia de las acciones de las dirigencias es clave porque eso es lo que construye confianza de las bases y reputación del liderazgo.
Estas reflexiones son relevantes a raíz del artero ataque contra el SME. Es increíble que se quiera restablecer la autoridad presidencial o la legitimidad perdida por medio de un acto de fuerza. Por el contrario, como nunca, es momento del diálogo, la negociación y la renovación institucional. Hay que evitar la tragedia de los comunes en la política mexicana. Mi solidaridad con el SME y sus trabajadores.
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La Jornada – 17 de octubre de 2009

Sobre la "excelencia"

Eduardo Ibarra envía por correo electrónico la siguiente nota, que nosotros presentamos a nuestros visitantes:
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Xavier Besalú: Poderosa «excelencia»
Xavier Besalú, profesor de Pedagogía de la UDG
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Lo leía en el suplemento de libros: hay que tener cuidado con las palabras porque, al fin y al cabo, son ellas las que acaban inventando las realidades. Son poderosas y taumatúrgicas: capaces de revestir las mentiras con piel de verdad, de adornar de amabilidad las píldoras más amargas. Una de estas palabras peligrosas es excelencia.
Lo hemos oído a diestro y siniestro en boca de consejeros y ministros, de directores y gerentes. Suenala mar de bien (todos hemos introyectado que «excelente» es la mejor nota), sinónimo como es de superioridad, de perfección, de magnificencia.
Por encima de todo, la excelencia evoca la distinción, la diferenciación, la selección, porque justamente el valor de la excelencia es que no está al alcance de todos, es sólo para unos pocos, privilegiados y excelsos, que sobresalen de la mayoría, que destacan de la medianía general, que se alejan de la insignificancia.
En la práctica, el norte de la excelencia se traduce en prácticas de exclusión: de eliminación de aquellos elementos que nos pueden hacer perder puntos, de supresión de los ámbitos más complejos y expresivos, de centrarse en lo que los auditores externos pueden comprobar (que, como se ha demostrado en el caso Palau de la Música y en tantos otros casos, poco tiene que ver con la realidad), de focalización en aquellos aspectos que ofrecen más brillo y que más puntúan en el ranking de los valores en alza y los futuros consumidores o clientes.
El problema es que la exclusión es exactamente lo contrario de la inclusión, de la integración, de la escuela para todos, de un servicio universal, de un derecho humano reconocido, que no sólo no pone ninguna condición de entrada, sino que afirma con convencimiento que el sistema educativo es un dispositivo capaz de garantizar que todos los niños y jóvenes adquirirán las competencias imprescindibles para ir por el mundo con libertad y autonomía (y por eso dedicará más tiempo, recursos y esfuerzos a aquellos que más lo necesiten, sean discapacitados, vecinos de un lugar remoto o extranjeros recién llegados), y de estimular al máximo las capacidades, las habilidadesy los intereses de cada uno.
Si el cebo de la excelencia debe servir para aplastar a los que tienen más dificultades, para eliminar a los que necesitan más tiempo, conviene que se sepa, más allá de la bondad aparente de las palabras.
Y es que la distinción que ofrece la excelencia ha caído en campo abonado: en tiempos de incertidumbres, de inseguridades, de inercias centenarias y de complejidades crecientes, ofrece un camino claro y atractivo, muestra una simplicidad limpia y comprensible y nos dice que todo depende de nosotros mismos, independientemente de nuestras adscripciones de clase, de género, de origen ..., que no serían sino un lastre anacrónico yligero.
¿En qué se traducen las políticas de excelencia en el campo educativo? En una cooptación desinhibida de conceptos y emblemas provenientes del mundo progresista para llenarlos de contenidos que no tienen nada que ver con el original. Una intensificación de las metodologías y técnicas más tradicionales (eso sí, revestidas de ordenadores y pizarras digitales) una vez tergiversadas y ridiculizadas sin reparos las pedagogías progresistas.
Una inclinación hacia las materias consideradas sólidas e instrumentales, y una reducción drástica de las materias más expresivas, más humanizadoras, aparentemente menos utilitarias: las nuevas y viejas marías. Un énfasis en las evaluaciones internas y externas, de manera que todo el tiempo escolarse vaya convirtiendo en un periodo de entrenamiento para superar estas pruebas, que son las que terminan por marcar el currículum y para determinar qué es lo que interesa y qué no , presentadas como la solución de todos los males. Una mercantilización de los centros educativos, presentados como establecimientos (tipo supermercado) que compiten entre ellos para atraer a los mejores consumidores (aquí no serían, en principio, los que tienen más poder de consumo, sino las familias con los "mejores alumnos") y por eso deben hacer ofertas diferenciadas (en forma de inglés desde parvulario; de piscina dentro del mismo recinto), se ven obligados a hacer publicidad explícita y subliminal (aquí no escolarizamos extranjeros, o el 100% del alumnado aprueba la selectividad).
Una descentralización presentada como autonomía que no es tal (¿qué autonomía pueden tener los centros cuando su profesorado no se constituye en función de un proyecto?). Ni otorga más competencias a los ayuntamientos y más bien parece una medida encaminada a quitarse responsabilidades de encima por parte del gobierno, responsable último del servicio educativo, y culpabilizar a los centros de todos los males que les aquejan.
El drama es que de palabras poderosas y que necesitarían un esfuerzo mayor de interpretación hay cada vez más en el mundo educativo: ¿quién podría estar en contra de las políticas de calidad? Pero si nos detenemos aanalizar en qué se traducen en la práctica, serían muchas las cosas que decir ...
¿Quién abominaría de la eficacia, si quisiera decir simplemente cumplir lo que se predica? Pero no: sabemos muy bien que en nombre de la eficacia se sacrifican un montón de cosas importantes ...
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El Punt, 19/10/09